El Jefe humilde

 

Los trabajadores del siglo XXI cada vez se alejan más de los que fueron los trabajadores del siglo XX. Existen nuevas necesidades de atención y desarrollo, existen nuevos intereses a cubrir. Ya no vale solamente con ser “el más listo” de la clase para ser el delegado, o “el más simpático”, o el que “mejor maneja sus relaciones sociales” para ser el jefe.

Los trabajadores del siglo XXI demandan un líder diferente porque la sociedad ha cambiado. Ya no se trata de repartir las tareas que decides entre todos porque tú así lo quieres sin tener en cuenta a las personas ni su talento.

El-Jefe-humilde,-Be-Your-Hero-Consultoría-pasra Pymes-y-autónomosLa crisis de liderazgo actual parte de que seguimos con el paradigma anterior (yo ordeno-tú haces). Esto ya no funciona. Los líderes que llevan dirigiendo empresas durante décadas, deben adaptarse a los nuevos tiempos. Los jóvenes vienen más preparados y preparadas que nunca, estamos en la era internet donde hay muchísima información a golpe de click, y la sociedad se ha democratizado más.

Las consecuencias de la crisis de liderazgo han recaído en toda la sociedad como podemos ver en estos momentos con la gestión de la pandemia, donde podemos ver comportamientos que han dado lugar a resultados nefastos por los que la dirección de una empresa habría sido despedida de inmediato. Nos hacen falta líderes humildes y la humildad es una virtud de la Inteligencia Emocional.

Las competencias de un Jefe humilde son:

  • Capacidad de mirar las cosas de otro modo, viendo la realidad tal y como es, no como se cree que es sin tener en cuenta las perspectivas de los demás. En otras palabras, no entrar en el autoengaño de creer que el mundo es solo como tú lo ves.
  • Capacidad de analizar el todo, no solo las partes. En otras palabras, no mirar solo lo que te interesa olvidando el interés común.
  • Capacidad de centrarse en el beneficio del sistema. En otras palabras, no mirar solo el beneficio propio.

 

Un líder debe mantener a raya su ego. En la sociedad occidental, no se habla mucho del ego, el ego se promueve, pero no se nombra. Desde pequeños, vamos generando competencia entre los niños y así sigue ocurriendo en la época adulta. Mirar por uno mismo sin tener en consideración a los demás es el error más habitual que se produce en las empresas. No tiene nada que ver con la ambición de ganar, ahí esta nuestro campeón Rafa Nadal, siempre quiere ganar, pero es un tipo llano, humilde.

El ego, en el sentido “negativo” de pensar en uno mismo antes que en los demás, es la cara B de la baja autoestima. Esta es una afirmación que puede sorprender a muchos porque normalmente los jefes con mucho ego suelen ser personas que, a la vista de los demás, son arrolladores, inteligentes, brillantes, fuertes, convincentes, atractivos… Lo que no se ve es su carencia de estima, razón por la que deben mostrar al mundo algunos puntos fuertes confundiendo la imagen que se tiene de ellos con la realidad.

El orgullo también está relacionado con la vergüenza, pues esconden algo de lo que se avergüenzan sacando a relucir otras cosas a modo de cortina de humo.

En el orgullo también hay envidia. “Tengo que ser mejor que el otro en esto o aquello. Si no, ¿de qué voy a presumir?” Además, identifican y hablan de las faltas de los demás para demostrar que son mejores que ellos generando “competencia

El mercado funciona así, compitiendo, pero así no funcionamos las personas. ¿Cuántas veces hemos sentido que no pertenecemos a un lugar donde todos “adoran” a un jefe orgulloso? Seguro que muchas.

Si alguna vez, como jefe, has actuado de manera “negativamente” orgullosa y te has sentido avergonzado por ello, no te preocupes, puedes cambiar tu comportamiento si  no quieres quedarte sin equipo

 

Por BYH Consultoría

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